Suelos, flora y fauna
Los suelos son ácidos en general y precisan de una fuerte corrección para conseguir que sean aptos para el cultivo. Los de la mitad oriental presentan una considerable dificultad de drenaje, siendo característicos los suelos gley y seudogley (suelos continuamente empapados por aguas freáticas y alta concentración de hierro). En las áreas más próximas a los cursos de agua aparecen los terrenos de las vegas (llanuras aluviales fértiles) y en las zonas montañosas dominan los suelos tipo ranker‐pardo (suelos ácidos).
En cuanto a la vegetación, se asiste a una transición caracterizada por la creciente desaparición de la vegetación autóctona atlántica caducifolia, aunque perviven pequeños bosques de robles y fragas mixtas (robles, abedules, fresnos, espinos, acebos…). Actualmente, entre las especies más utilizadas para las repoblaciones destacan el pino silvestre gallego o pino del país, el pino insigne o de Monterrey y, sobre todo en los últimos años, el eucalipto, plantado en las zonas más altas del municipio.
En el sotobosque predominan los arbustos (matorrales, brezos, zarzales, retamal…), mientras que a las orillas de los ríos y arroyos aflora una vegetación característica, el llamado bosque de inundación, compuesto por alisos, abedules y fresnos. Este tipo, escaso en el resto de la Europa Atlántica, presenta una fauna asociada que ayuda a mantener este peculiar ecosistema y viceversa, ya que las lagunas, caneiros y prados húmedos actúan como zona de invernada y cría para numerosa avifauna.
La importancia de los ríos en este municipio supone que el ecosistema fluvial sea muy diverso y heterogéneo, acogiendo gran cantidad de especies de fauna y flora que en muchos casos son bioindicadores de la calidad de las aguas. Algunas de ellas están seriamente amenazadas y gozan de la máxima protección medioambiental, como la nutria, el mejillón de río, el cangrejo de río, la rata almizclera o la salamandra rabilarga. La vegetación natural de estos humedales está constituida por zonas de prados intercaladas con densos bosques caducifolios de inundación que dan lugar a su vez a un sotobosque rico en especies hidrófilas.

Entre las aves acuáticas destacan varias especies de patos, garzas reales, fochas comunes, martines pescadores o mirlos de río, que conviven con reptiles y anfibios como tritones, ranas verdes o serpientes de agua.
El resto de la fauna del municipio no presenta grandes diferencias con la de la llanura lucense; pequeños y grandes mamíferos habitan los bosques (corzos, jabalís, zorros, comadrejas, tejones, ardillas, perdices, conejos, liebres…), junto con las aves rapaces diurnas y nocturnas como las águilas reales, gavilanes, cernícalos, búhos o mochuelos, etc, que hacen de este municipio un lugar de interés ecológico y paisajístico, a la vez que son un reclamo en las temporadas de pesca o de caza para las personas aficionadas a estos deportes.
En Outeiro de Rei hay tres tecores societarios que son:
- Tecor Vicinte –– Santa Comba (parroquias de Vicinte, Martul, Parada y barrio de Santa Comba de Aspai)
- Tecor Outeiro de Rei (parroquias de Aspai, Francos, Candai, Santo Tomé y Gaioso)
- Tecor Santa Isabel (parroquias de Outeiro de Rei, Robra, Guillar, Santa Mariña, Bonxe, San Lourenzo, Cela, Arcos, Sobrada, Caboi, Castelo, Folgueira, Matela, Vilela, Taboi, Silvarrei, San Clodio y Mosteiro)
En cuanto a los cotos de pesca, en el municipio hay varios tramos de ríos acotados en el Miño y en el barrio de A Ponte (Gaioso) hay un canal de cría de alevines a cargo de la asociación de pesca Río Ladra.
Son tramos de aguas lentas válidos para la práctica de diversas modalidades de pesca (con “cucharilla” o con mosca al inicio de la temporada o con cebo natural a partir del mes de mayo).